¡Cuidado! Puede que en un afán por demostrar lo anterior estemos invadiendo un terreno que no deberíamos, estos eventos ya tienen a los protagonistas definidos y no somos nosotros. Por eso, para no meter la pata y que todos recuerden tu look ese día —por encima del vestido de la novia— o el momento en el que comenzaste a vomitar mientras tu prima, vestida de comunión, preguntaba qué te pasaba, traemos estas «Ocho reglas de oro».
Que las disfruten.
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